Tener dificultades para dormir de vez en cuando es normal, sobre todo ante estrés, exámenes o proyectos importantes. Sin embargo, cuando los problemas se vuelven recurrentes, pueden indicar un trastorno del sueño que requiere atención médica. Los especialistas recomiendan estar atentos a tres señales principales:
No puedes conciliar el sueño: si tu mente se acelera, te cuesta ponerte cómodo en la cama o dependes de alcohol, melatonina, cannabis o antihistamínicos para dormir, podría ser un indicio de insomnio o del síndrome de piernas inquietas. Estos síntomas que persisten durante al menos tres meses justifican consultar a un médico.
No puedes mantenerte dormido: despertarse varias veces durante la noche es normal, pero si los lapsos duran más de cinco o diez minutos o afectan tu descanso, podrían señalar un trastorno del sueño o problemas médicos subyacentes, como dolor, ansiedad o problemas de vejiga. Las parasomnias, como caminar o comer mientras duermes, también merecen atención.
No puedes mantenerte despierto durante el día: sentir somnolencia constante en el trabajo, al conducir o en otras actividades importantes puede indicar apnea del sueño, narcolepsia u otros trastornos. La somnolencia diurna prolongada nunca debe subestimarse.
Para la consulta médica, es útil llevar un registro del sueño durante dos semanas, anotando horas de sueño, medicamentos, ejercicio, consumo de alcohol y cafeína. Si es posible, acude acompañado de alguien que pueda aportar observaciones adicionales. Recuerda que enfermedades como obesidad, hipertensión, insuficiencia renal o párkinson y ciertos medicamentos también afectan el sueño.
No necesitas tener todo listo antes de pedir cita: si persisten las dificultades para dormir, simplemente acude al médico. Identificar y tratar a tiempo los problemas del sueño puede mejorar tu salud y tu calidad de vida.
