DULCE NOMBRE DE CULMÍ [] Su sabor es único y ancestral. Es el sasal el mayor exponente culinario de la cultura Pech, en Honduras.
Este derivado de la yuca, es una herencia del pasado y que las manos de hoy siguen conservando esa esencia gastronómica. Es un alimento que no puede faltar en la mesa actual de este pueblo primario. También es una fuente de ingresos para las familias que se dedican a su comercialización.
El sasal representa una identidad cultural de este pueblo indígena, también recuerda su vínculo fraterno con la naturaleza, por eso los Pech son celosos con el cuidado de la flora y la fauna.
Son agricultores, cazadores y pescadores. Sus cultivos de yuca son la materia prima para elaborar el sasal, el cual se prepara, primero moliendo la yuca; después se envuelve en una hoja de macús, una planta silvestre que todavía crece en los territorios tribales.
Luego se pone en una parrilla especial donde se cocina a fuego lento.
Una vez cocido, se envuelve con otra hoja, que es de la planta de bijao. Luego se amarra con una penca que se saca del árbol de capulín, que también se conserva en las montañas Pech.
En la mayoría de las más de 10 tribus distribuidas en los departamentos de Colón, Gracias a Dios y Olancho, el sasal se hace con yuca blanca.
En el municipio de Dulce Nombre de Culmí, en Olancho, es donde se encuentran la mayoría de estos pueblos culturales. Por aquí es frecuente la venta de este alimento que hace sentir orgullosos a los Pech.
La yuca es uno de los alimentos que más cultiva este pueblo originario. Las envolturas naturales que se usan para conservar el sasal están extintas fuera de los territorios Pech.
La agricultura extensiva y la ganadería en tierras ladinas han terminado con estas plantas, es por eso que el sasal además de su sabor, simboliza junto a su lengua lo más sagrado de la identidad Pech.