Santa Fe .Con impotencia los habitantes de Quinito están siendo testigos de cómo su microcuenca está siendo devorada por personas ajenas a su comunidad. Este asentamiento del municipio de Santa Fe, está buscando las vías legales para frenar está actividad, pero las respuestas tardan tanto que su bosque se va reduciendo.
Esta es una lucha que lleva diez años, en todo este tiempo unas 100 manzanas de las 366 que establece su declaratoria, han sido taladas.
«Estamos preocupados, porque de aquí se alimenta nuestra hidroeléctrica que beneficia a más de 500 habitantes», explicó Elder Otilio Damas, presidente del patronato de esta comunidad de pescadores y marinos.

Los invasores se han establecido como si está montaña fuera suya, pues el el 2010 el Instituto de Conservación Forestal (ICF), les otorgó la declaratoria del río Quinito.
«Pero estas personas están descombrando el bosque, se han apoderado de nuestras tierras que hemos cuidado tanto», lamentó Damas.
La deforestación es la parte alta, donde nacen los tributarios del río Quinito, «es la parte más delicada, pues están amenazando el futuro de nuestra comunidad, que depende de la energía que genera la hidroeléctrica que tenemos», indicó el dirigente.
Este proyecto hidráulico se inauguró en el 2010, con apoyo de países como Alemania y España, desde entonces está comunidad tiene un sistema autosostenible que permite iluminar a esta aldea de la costa del Caribe de Honduras.

«Tenemos los documentos que nos respaldan que este bosque es de nosotros», defendió Olando Puerto, uno de los fundadores de este proyecto.
En esta lucha las autoridades han sido benevolentes con los invasores, «se capturaron a dos personas, pero solo estuvieron presos dos semanas, y uno volvió con los mismos hábitos», cuestionó Puerto.
Han hecho viajes a Tegucigalpa en su defensa por el bosque, pero las respuestas han sido ausentes. «Hemos ido a la Fiscalía, a la Policía y no hemos logrado que actúen», lamentó.
La impotencia ha invadido a esta aldea, que prefiere sentir de esa manera la destrucción de sus montañas, antes que llegar a la confrontación.

«Hemos recibido amenazas a muerte, y nosotros no queremos conflictos, solo estamos exigiendo que se cumplan las leyes, pues estamos en nuestro justo derecho de reclamar lo que es nuestro», afirmó Puerto.
Potreros y cultivos son los que se imponen donde antes fueron frondosos bosques, aquí los primeros pobladores de Quinito, fueron defensores del bosque, heredaron está montaña a sus hijos, las que hoy están siendo cortadas por invasores de oficio.
«Pues esta gente invade y venden, antes estuvieron en la montaña de La Fortuna, y se vinieron para acá después que vendieron», dijo.
El patronato de esta aldea esperan que las autoridades puedan realizar una visita a esta zona, y así proceder al desalojar a estas personas antes que sigan acaparando sus tierras.